La composición de los microbios intestinales de una mujer cambia durante cada trimestre de embarazo en formas que refuerzan el crecimiento del feto. Esto en gran parte influye por los cambios hormonales que ocurren durante el embarazo.
Curiosamente, la investigación publicada en el 2012 en la revista Cell3 encontró que, durante el embarazo, los microbios en realidad se vuelven menos diversos y el número de bacterias benéficas disminuye mientras que las bacterias relacionadas con las enfermedades aumentan.
Bajo circunstancias normales, tales cambios podrían causar aumento de peso e inflamación, pero en el embarazo, no causan daños – sino que inducen cambios metabólicos que promueven el almacenamiento de energía en los tejidos grasos para que el feto pueda crecer. De acuerdo con los autores:
“Los resultados sugieren que nuestros cuerpos han coevolucionado con la microbiota y en realidad podrían estarlos utilizando como una herramienta – para ayudar a alterar el metabolismo de la madre para reforzar el crecimiento del feto”.
Sin embargo, la flora intestinal no es el único factor que se ve influenciado por el modo de parto. De acuerdo con una investigación publicada en PLOS One,5 el parto natural desencadena la expresión de la proteína desacomplante mitocondrial 2 (UCP2) en ratones, que es importante para mejorar el desarrollo y función cerebral en la edad adulta.
La expresión de esta proteína se vio afectada en los ratones nacidos por cesárea (sección C). Lo que sucede justo después del nacimiento también puede impactar en la salud de su bebé. Como lo señalo la neurópata Louise Loula:
“No sólo es necesario el contacto de piel con piel para sembrar a los bebés con bacterias de la piel sino también puede regular y estimular su producción de hormonas que les permite calmarse, para regular los niveles de azúcar en la sangre y su instinto de hambre para posteriormente buscar el pezón de la madre para comenzar la tercera fase de sembrado, la lactancia.
…Un bebé de cesárea, especialmente los que posteriormente son alimentados con fórmulas están potencialmente en riesgo de algunas complicaciones muy graves a largo plazo. Podrían estar recogiendo bacterias de entornos desequilibrados, especialmente en el hospital.
Si la formación inmunológica es incorrecta desde un principio podría o no ser posible de corregir. Ya que puede afectar todos los tejidos desde el desarrollo cerebral y muscular hasta el desarrollo del revestimiento de mucosa”.
Los investigadores también están comenzando a entender cómo el microbioma de un niño puede desempeñar un papel muy importante en el autismo. Como lo señaló Scientific Amercian:
“Los científicos se han preguntado durante mucho tiempo si la composición de las bacterias en los intestinos, conocida como microbioma intestinal, podría ser anormal en las personas con autismo y causar algunos de estos síntomas. Actualmente, una gran cantidad de estudios nuevos refuerzan esta noción y sugieren que restaurar el equilibrio microbiano apropiado podría aliviar algunos de los síntomas conductuales del trastorno”.
De hecho, esto es precisamente lo que concluyó la Dra. Natasha Campbell-McBride cuando creó el Programa Nutricional Síndrome del Intestino y Psicología (GAPS), que fue diseñado para curar el intestino permeable restaurando la integridad de su revestimiento intestinal. De acuerdo con la Dra. Campbell-McBride, en niños con GAPS, la toxicidad fluye de su intestino a través de sus cuerpos y en sus cerebros.
Esto cambia continuamente su sistema nervioso, evitando que realice sus funciones normales y procese información sensorial. Prácticamente cualquier exposición tóxica, incluyendo una vacuna, puede ser “la gota que derrame el vaso” en una situación como ésta. El resultado final pueden ser síntomas de autismo y/o cualquier otro tipo de problema neurológico.
Creo que el Programa Nutricional GAPS es importante para la mayoría de las personas, ya que la mayoría de las personas tienden a sufrir de una mala salud intestinal debido a una mala alimentación y exposiciones tóxicas, pero es particularmente crucial para las mujeres embarazadas y niños pequeños.
La Dra. McBride es muy clara diciendo que un microbioma débil transferido al niño durante el parto puede aumentar radicalmente su riesgo de autismo, lo que actualmente afecta a uno de cada 50 niños y se cree que en los próximos 10 años esta cantidad cambiará a uno de cada dos. La lactancia también ayuda a establecer una flora intestinal saludable en su bebé, razón por la que es crucial amamantar a su bebé. Ninguna fórmula infantil tiene ese mismo efecto.
Una vez que su bebé esté listo para los alimentos blandos, puede comenzar a ofrecerle fácilmente muchos probióticos en forma de alimentos fermentados. Esta es una de las formas más poderosas de restaurar la flora intestinal benéfica de su bebé. El primer alimento fermentado que recomienda la Dra. Campbell-McBride para bebés es el yogurt orgánico crudo (no el yogurt comercial del supermercado), porque es bien tolerado por la mayoría de los bebés.
Lo ideal es hacer su propio yogurt con leche cruda orgánica y comenzar con una pequeña cantidad. Una vez que el yogurt sea bien tolerado por su bebé, comience a darle kéfir. Si tiene problemas con los productos lácteos, pude sustituir los vegetales fermentados con cultivo de yogurt o kéfir.
Gracias por leer hasta el final y deseo que te sea de utilidad la información.
Fuente:
https://articulos.mercola.com/sitios/articulos/archivo/2016/03/19/sembrar-el-microbioma-del-bebe.aspx
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