Los microbios que habitan en nuestro intestino llevan a cabo numerosas funciones como sintetizar las vitaminas o modular nuestro sistema inmunitario, metabolismo y nivel de glucosa en sangre.
Estudios recientes han mostrado que la microbiota intestinal podría afectar a la respuesta de nuestro organismo a la insulina, una hormona que ayuda a la glucosa a penetrar en las células y que pueda así utilizarse como energía. Esto ha empujado a numerosos investigadores a estudiar el uso de la microbiota intestinal para mejorar la obesidad asociada a deficiencias en la glucemia, ya que la sensibilidad a la insulina y la glucemia elevada, también conocida como resistencia a la insulina, son frecuentes en pacientes obesos y diabéticos. En pacientes con obesidad y otras enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2, por ejemplo, se ha vinculado los desequilibrios de la microbiota intestinal a la resistencia a la insulina.
Habitualmente, se recurre a las intervenciones en el estilo de vida para mejorar la sensibilidad a la insulina, mediante la pérdida de peso inducida por la restricción calórica, la mejora de la calidad de la dieta con un mayor consumo de fibra y de antioxidantes y el incremento de la actividad física, pero la mejora de la sensibilidad a la insulina varía considerablemente entre los individuos.
Investigadores de varias instituciones francesas, en colaboración con la Universidad Tufts de Boston (Estados Unidos), han intentado dilucidar cómo la restricción calórica podría mejorar la sensibilidad a la insulina. Han explorado asimismo el posible vínculo entre los cambios en el microbioma intestinal, la biología del huésped, como el índice de masa corporal (IMC), el tejido graso y la genética, y diversos factores del estilo de vida, incluidas la actividad física y la dieta. Los autores del estudio han analizado la sensibilidad a la insulina, los cambios en la microbiota intestinal y el metabolismo en 27 pacientes con sobrepeso u obesidad, a los que han sometido a una dieta hipocalórica durante 6 semanas.
Los autores han concluido que con la dieta baja en calorías se producía una reducción del IMC y de la grasa corporal, así como un incremento de la sensibilidad a la insulina. Curiosamente, los investigadores también han identificado 10 especies de bacterias intestinales asociadas a una mejora de la sensibilidad a la insulina. Han observado asimismo un fuerte vínculo entre la mejora de la sensibilidad a la insulina y una disminución significativa de los aminoácidos de cadena ramificada (BCAA por sus siglas en inglés), tras seguir la dieta baja en calorías durante 6 semanas. Esto concuerda con estudios anteriores que documentaron un vínculo entre bacterias intestinales específicas y la resistencia a la insulina y un incremento de los niveles de BCAA en ratones. Los BCAA se componen de la leucina, la isoleucina y la valina y se encuentran entre los nueve aminoácidos esenciales que desempeñan diversos procesos metabólicos y fisiológicos en el organismo. Además de la ingestión de alimentos, la microbiota intestinal regularía los niveles de BCAA en la sangre que podrían afectar a la sensibilidad a la insulina, especialmente en respuesta a una alimentación rica en calorías.
Se trata del primer estudio de este tipo que identifica nuevos vínculos entre niveles de glucosa, factores del estilo de vida y microbiota intestinal tras una dieta hipocalórica durante 6 semanas. La obesidad es una enfermedad multifactorial y centrarse en la microbiota intestinal podría formar parte de un enfoque integrador para tratar enfermedades metabólicas como la obesidad en el futuro.
Referencia: Dao MC, Sokolovska N, Brazeilles R, et al A Data Integration Multi-Omics Approach to Study Calorie Restriction-Induced Changes in Insulin Sensitivity Front Physiol. 2019;9:1958. doi:10.3389/fphys.2018.01958
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