El COVID-19 ataca esencialmente al sistema respiratorio. Sin embargo, el vínculo entre este último, el tracto digestivo y el sistema inmunitario, hace que sea relevante un examen del papel de la nutrición y la microbiota intestinal en la lucha contra el virus.
Sabemos que una de las principales maneras en las que la nueva cepa de coronavirus (denominada SARS-CoV-2) afecta a la salud de las personas es debilitando el tracto respiratorio, desde la nariz a los pulmones.
Pero a medida que los científicos han ido conociendo mejor el virus, han descubierto que los sistemas inmune y digestivo también podían verse afectados.
La idea de que los órganos y tejidos del organismo abiertos al exterior están conectados no es nueva. Por ejemplo, pulmones y microbiota intestinal se influencian mutuamente y esta relación contribuye a mantener sanos los pulmones.
En este caso, los científicos han constatado la presencia de SARS-CoV-2 en las muestras de heces de personas infectadas. Además, se ha observado una composición alterada de la microbiota intestinal de algunos pacientes de COVID-19, con menos bacterias beneficiosas, entre ellas Lactobacillus y Bifidobacterium.
“[Si bien] no hay forma de que nuestro microbioma intestinal ejerza una protección directa contra la COVID-19, disponemos de sólidas pruebas de la existencia de una relación estrecha entre microbiota y sistema inmunitario. Una microbiota sana y equilibrada favorece la homeostasis inmunitaria, evitando así la hiperreactividad [del sistema inmunitario de una persona” reconoce por correo electrónico el director de investigación del INRAE Joël Doré.
Basándose en las manifestaciones gastrointestinales de la infección por COVID-19 y el papel de la microbiota intestinal en la respuesta inmunitaria de nuestro organismo a las infecciones virales, los científicos infieren que un microbioma intestinal sano podría contribuir a prevenir las reacciones inmunitarias proinflamatorias en los pulmones y demás órganos vitales infectados por COVID-19.
“Cuidar de nuestra salud intestinal y en especial, mantener una microbiota muy diversificada mediante una dieta rica en una amplia gama de fuentes vegetales como fruta y verdura, semillas y frutos secos favorecerá una salud intestinal robusta e indirectamente, aumentará nuestra capacidad de combatir ataques virales en cada órgano, incluidos los pulmones”, recalca Joël Doré.
Dentro de la dieta, probióticos y prebióticos podrían desempeñar un papel importante en la regulación de la respuesta del sistema inmunitario a través de la microbiota intestinal, lo cual, a su vez, influiría en el sistema inmunitario.
Ya se ha demostrado que los probióticos reducen las infecciones del tracto respiratorio de tipo gripal, y la Comisión de Salud Nacional china y la Administración Nacional de Medicina Tradicional China sugieren el uso de probióticos en casos graves de COVID-19 para prevenir infecciones bacterianas secundarias.
Tal y como explica Joël Doré: “Además de una microbiota comensal protectora diversificada, las actividades de algunas cepas de probióticos refuerzan el sistema inmunitario. Cabe por tanto incluirlas en un arsenal preventivo, junto con una dieta adecuada y el refuerzo de la barrera intestinal, así como las estrategias antiinflamatorias y antioxidantes”.
Al igual que los probióticos, la fibra alimentaria fermentable también podría mejorar la defensa inmunitaria frente a las infecciones virales, tal y como ha revelado un estudio con ratones sometidos a una dieta rica en fibra soluble que causó una disminución de la carga viral en los pulmones y una mayor tasa de supervivencia.
A pesar de que nuestra alimentación no es suficiente para evitar que nos infectemos con COVID-19, cuidar de nuestra microbiota intestinal con una dieta equilibrada que incluya probióticos y prebióticos cuando sea necesario para facilitar el bienestar digestivo nos ayudará a mantener nuestro sistema inmunitario en buen estado.
*La homeostasis inmune intestinal es el estado en que nuestro sistema inmunitario nos protege de agentes patógenos pero es inofensivo para nuestra microbiota, alimentos y otros componentes ambientales.
Referencias:
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Articulo escrito por Andreu Prados en Gut Microbiota for Health
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